Cuando el PRD vuelve la mirada sobre su hombro, no ve más que pugnas internas, desacuerdos, sueños caídos y una estela de derrotas electorales que arrastra desde unos años a la fecha. Ahora, para su infortunio, su horizonte no ha cambiado y, bajo ese entorno, se asoma el conflicto que bien podría marcar su suerte para los próximos años: la sucesión en el gobierno de la Ciudad de México (GDF), un bastión que hoy ya se saborean sus principales tribus. El choque de trenes es inevitable.
En estos momentos, al interior de la representación capitalina del PRD no se observa con claridad la estrategia que se aplicará para conservar el despacho que hoy ocupa Marcelo Ebrard, buena parte de las jefaturas delegacionales y la mayoría en la
ALDF; situación que genera zozobra y alimenta los riesgos de confrontación por la designación de candidatos entre las principales corrientes del PRD.
Así las cosas, y a poco más de 340 días de la elección (1 de julio de 2012), se augura una cena de negros en el PRD…aunque algo más trascendente está en juego: de acuerdo con esta investigación periodística, lo que suceda alrededor del PRD capitalino y el candidato al gobierno de la Ciudad de México, será lo que marque el inicio de la reconciliación y la unidad nacional en este instituto político, o bien un nuevo golpe a una izquierda cada vez más debilitada.
El pleito está entre estas tribus: Nueva Izquierda (NI); Foro Sol, Unidad y Renovación (Unyr), Izquierda Democrática (IDN). De ellas dependerá la unidad del partido, a través de un candidato que reúna los consensos y que garantice la sana convivencia entre los diferentes grupúsculos perredistas.
Por lo pronto, ya se barajan los nombres de la asambleísta Alejandra Barrales y el senador Carlos Navarrete; junto con los de los secretarios Martí Batres (Desarrollo Social), Mario Delgado (Educación), Alejandro Rojas (Turismo) y Miguel Ángel
Mancera (PGJDF); además de Joel Ortega, ex secretario de Seguridad Pública del gobierno capitalino.
Según las lecturas provenientes del perredismo, la definición de quien pudiera suceder a Marcelo Ebrard estará sujeta a las negociaciones entre Marcelo Ebrard y Andrés
Manuel López Obrador, y las tribus que apoyan a uno y otro: NI e IDN, respectivamente. Y es allí donde la sangre podría llegar al río.
Hace unos días, los representantes de las diferentes corrientes del perredismo sostuvieron una encerrona en un hotel del Centro Histórico bajo una encomienda: derribar vanidades y blindar a la ciudad de cualquier riesgo de ingobernabilidad rumbo a la elección del próximo año.
“Se han tenido encuentros bilaterales (entre IDN y NI) para priorizar la unidad del partido, aunque eso no evita las diferencias de opiniones como en las alianzas que en los últimos años han polarizado mucho al partido”, informa Alejandro Sánchez
Camacho, vocero del PRD en la ALDF , quien agrega que el entendimiento entre Ebrard y AMLO es fundamental y que sólo hay dos escenarios: afianzar la unidad o profundizar las diferencias. No más.
Por su parte, el analista político José Antonio Crespo considera que los roces entre las tribus continuarán, más aún ante el número de contendientes, y que el destino del PRD dependerá de la voluntad política de estas. “Al final –proyecta– la cuestión es el respeto a los resultados”.
Como sea, antes de que se decida al suspirante a tomar los hilos de poder de la Ciudad de México, el PRD capitalino deberá definir el método con el que se seleccionará a éste; antes de ello, celebrará un Congreso Nacional, previsto para agosto, donde seguramente se registrarán más escarceos en torno a su candidato para la Presidencia de la República y para el GDF.
Hoy, todavía no se define si el candidato del PRD a la Jefatura del GDF será designado a través de una elección abierta a la ciudadanía o mediante un acuerdo interno, por lo que las tribus se encuentran haciendo evaluaciones y cálculos políticos con miras a la contienda electoral de 2012.
Mientras esto sucede en las filas perredistas, el PRI –que podría apostar por la fortaleza de Beatriz Paredes– y el PAN –en el que no se descarta una posible candidatura del secretario federal Javier Lozano– se frotan las manos ante un probable debilitamiento de la izquierda capitalina que les abra las puertas para recuperar penetración en las preferencias ciudadanas.
Bajo este panorama, Alejandro Sánchez Camacho advierte que el imperio del PRD en la Ciudad de México no es eterno y que su hegemonía dependerá de que se desactive la lucha de egos entre sus líderes: “Las condiciones no son alentadoras, lo que exige que haya un proceso de unidad, que de no lograrse complicará el proceso de 2012” .
LOS SUSPIRANTES
Alejandra Barrales (cercana a Marcelo Ebrard)
Carlos Navarrete (cercano a Jesús Ortega)
Miguel Ángel Mancera (cercano a Marcelo Ebrard)
Martí Batres (cercano a AMLO)
Alejandro Rojas (cercano a Marcelo Ebrard)
Por Erick Zúñiga
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